La sensibilidad sensorial de una persona con AUTISMO puede ser bastante diferente en comparación con el procesamiento sensorial de un neurotípico.
No es raro que muchas veces el primer signo de autismo se presente con la dificultad del niño para estar en lugares concurridos y diferentes: demasiado ruido, luces u olores fuertes o estímulos táctiles como las etiquetas de la ropa que le causen incomodidad y que pueden arruinar por completo su día.
Por otro lado, están aquellos que, en lugar de sufrir la intensidad de los estímulos, son menos sensibles a ellos, o que tienen una combinación de los dos.
Esto es a menudo un problema también. Esto se debe a que es común que en estos casos haya menos sensibilidad al dolor, lo que dificulta el tratamiento de algunos problemas como los hematomas, por ejemplo.
Además, puede ser más difícil para la persona con autismo identificar si tiene sed, hambre o está satisfecho, lo que puede provocar sobrepeso, desnutrición o deshidratación.
Y tú, conoces a alguien que esté dentro del espectro del autismo?